Buscando una musa entre tus ojos café, me tropecé con ternura y una sonrisa a la vez. Tus manos se deslizaron por mi cabello y mi piel y con tus labios hiciste que yo volviera a nacer.
Paraste, mi miraste con picardía y juro por lo más grande que desnudarme quería. Me tomaste fuertemente y me pegaste a tu piel susurrándome al odio que me querías tener.
Ya no llevabas camisa y mi blusa se perdió, tu lengua endulzaba mis senos y yo perdía el control. Agarraste mis cabellos como quien doma una fiera y entre gemidos te dije: “no hagas más larga la espera”
Me desnudaste completa mientras besabas mi piel y ya tus dedos jugaban con la cuna del placer. Me recostaste a la cama y besándome a la vez, me hiciste grabar tu nombre en el cielo de una vez.
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